Resumen
El siguiente trabajo busca explorar, a través de la auto-etnografía, la construcción de la corporalidad femenina a partir de un contexto pasado de hambre. La experiencia de carencia de alimentos se colocará en primera línea, para analizar cómo la comida es un desafío cotidiano: antes como un reto para conseguirlo, y luego para lidiar con el mismo. Lo siguiente crea relaciones complejas con la alimentación y con el cuerpo que éste (re) produce: la identidad femenina se relaciona emocionalmente con la acción de comer.
Mi investigación se centra en Perú, donde se atravesaron crisis políticas y económicas en las décadas del 80 y 90, y que generaron una compleja relación con la comida. Actualmente, la gastronomía peruana es un símbolo de patriotismo, sin embargo está históricamente asociada a clases excluidas. Esta realidad se traduce en las corporalidades femeninas: la obesidad es asociada a la pereza y a la conformidad, al mismo tiempo que se insta a consumir los platos ricos en grasas y condimentos de nuestro país.
A esto se suma el arquetipo de la “mujer de bien”, donde la mesura y decencia se impusieron mediante el control del cuerpo y la limitación de alimentos. Este modelo convive con las vivencias de mujeres cuya percepción de hambre fue distorsionada, y con una imagen corporal que incorpora la exigencia de esbeltez para ser reconocida como una mujer exitosa.